Hay una relación comprobada entre el estrés y los problemas cardiovasculares, la mala digestión, los dolores de cabeza y de espalda, desequilibrios hormonales y también con problemas psicológicos como la ansiedad, la irritabilidad y la depresión. Podemos reducir el impacto del estrés en nuestra vida diaria a través del Mindfulness.

Los primeros dardos

Rick Hanson y Richard Mendius en ‘El cerebro de buda. La neurociencia de la felicidad, el amor y la sabiduría’ dicen, siguiendo las palabras de Buda, que el sufrimiento mental o físico inevitables son el primer dardo de la existencia. “Si estás vivo y amas, algún dardo te alcanzará”. Hanson y Mendius dicen que los primeros dardos sin duda son desagradables pero que a estos le añadimos nuestras reacciones, y son de estos segundos dardos, los que nos arrojamos a nosotros mismos, de donde viene principalmente nuestro sufrimiento.

Y lo exponen con un ejemplo: imagina que atraviesas una habitación a oscuras y que tropiezas con el pie desnudo contra una silla. El dolor resultante supone el primer dardo, tras el cual viene inmediatamente el segundo: “¿quién puso ahí la maldita silla?”. Los segundos dardos suelen desencadenar casi inevitablemente más segundo dardos, sintiéndote quizás culpable por tu ira de que alguien moviera la silla. Además, tus segundos dardos desencadenan reacciones de las otras personas, que suponen más segundos dardos para ti, y así sucesivamente.

Los segundos dardos y el Mindfulness

Lo destacable aquí es que la mayoría de nuestras reacciones, los segundos dardos, se producen sin que aparezca un primer dardo.Es decir sin que exista un dolor inherente a las condiciones a las que estamos reaccionando, y lo que añadimos a esa situación es sufrimiento. Por ejemplo, llegamos a casa después de un día de trabajo y nos encontramos con la casa desordenada. Las mochilas de los niños están tiradas, su ropa por otro lado. Y podemos preguntar ¿hay un primer dardo en los zapatos tirados o chaquetas sobre el sofá? No, no lo hay, nadie me ha tirado un ladrillo o a herido a mis hijos, ¿tengo que enfadarme? Pues no.

Podría ignorar el asunto, tomármelo con calma, o hablar con los niños sobre ordenar sus cosas. A veces conseguimos llevarlo así, pero cuando no, los segundos dardos empiezan a dar en el blanco y me lo tomo como algo personal. Siento que se están riendo de mí, que no me toman en serio, que todo lo tengo que hacer yo, que abusan de mí, etc.

Con Mindfulness entrenamos la capacidad de darte cuenta de lo que te pasa cuando te pasa. Entrenamos parar antes de reaccionar. Ante algo que nos causa dolor, conectamos con el cuerpo y paramos, permitiéndome acoger estas emociones y en lugar de reaccionar a ellas, parar y ver si es posible ver esta situación desde otra perspectiva y elegir actuar en lugar de reaccionar. Contacta conmigo para saber más acerca de los beneficios del Mindfulness

En el fondo, la felicidad se reduce a elegir entre el malestar de hacerte consciente de tus aflicciones mentales y el de ser gobernado por ellas.

Yongey Mingyur Rinponche.

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