Consiste en el entrenamiento, a través de un conjunto de prácticas, para mejorar nuestra capacidad de prestar atención al momento presente con aceptación y apertura. Cuando prestamos atención a lo que ocurre de manera consciente sin juicios, sin dejarnos llevar tanto por cómo deberían ser las cosas y estamos más en cómo son, generamos una mejor conexión con las personas, con las tareas, con uno mismo y con nuestro cuerpo, obteniendo un mayor bienestar, mayor salud y eficacia en lo que hacemos. Aunque el término Mindfulness, atención plena, viene del budismo, el enfoque de la atención no pertenece a ninguna religión, adaptándose al mundo occidental de manera neutral y siendo avalado científicamente.

Existe numerosa evidencia científica sobre los beneficios del mindfulness. El programa que presentamos ha demostrado una disminución en personas con un alto grado de malestar en el ámbito de la ansiedad, la depresión y la hostilidad. También se ha observado que las personas dejan de rumiar, darle vueltas de forma obsesiva a sus problemas y preocupaciones. También se ha visto que las personas se sienten mejor, disminuyendo la alteración emocional y produciéndose un aumento de la eficacia y una disminución del cansancio.

Entrenar la atención requiere práctica, como cualquier otra habilidad, y se sabe de la neuroplasticidad del cerebro para desarrollar esta habilidad. Lo bueno de la práctica de mindfulness es que lo puedes llevar a tu vida diaria desde el primer momento, pudiendo practicar en cualquier lugar en cualquier momento, incluso en el trabajo. Combinando una práctica informal con practica formal de 30 a 45 minutos.