Es habitual que nos preguntemos si podemos hacer algo con el estrés. Eduardo Punset responde: ‘depende de si crees que se puede hacer algo o crees que no se puede hacer nada’. Los occidentales tendemos a creer que no se puede hacer nada mientras que los budistas creen que se pueden gestionar las emociones propias.

Las razones

Creemos que el estrés lo provoca el trabajo y la falta de tiempo, pero las razones del estrés son otras. De manera que lo primero que debemos hacer es entender qué es el estrés. Pensamos que nos estresamos cuando no tenemos tiempo para hacer todo lo que queremos hacer. Y por esta misma idea creemos que los niños y las personas mayores no sufren estrés. Sonia Lupien, neurocientífica, afirma que pensar esto es un gran error. En el caso de los niños son más vulnerables al estrés porque su cerebro se está aún desarrollando y en el caso de las personas mayores por el proceso de envejecimiento.

estrés

Para poder afrontar el estrés debemos primero conocerlo. El estrés es una reacción de nuestro cuerpo, de nuestro sistema nervioso, ante lo que consideramos una amenaza. Es un mecanismo instintivo milenario de huida o agresión programado ante todo para sobrevivir. Lo que pasa es que ahora no huimos de feroces animales, pero reaccionamos igual ya nos persiga un oso cavernario o estemos esperando la llamada del jefe ante la amenaza de despido. Este mecanismo natural nos afecta y desgasta excesivamente teniendo consecuencias físicas y psicológicas.

Las 4 características de una situación  que provoca estrés

Se sabe tras años de investigación científica que existen cuatro características de una situación que provocan estrés. La novedad, la impredecibilidad, la sensación de descontrol y que constituye una amenaza para la personalidad. Por ejemplo: cuando alguien se cuestiona nuestra capacidad para realizar correctamente nuestro trabajo.

La situación de la pandemia a la que se ha unido una crisis económica cumple estas características. Es una situación nueva, impredecible, donde se controla mucho menos, y constituye una amenaza para nuestra supervivencia a diferentes niveles. De manera que tenemos las condiciones para estar más estresados.

Además, estamos rodeados de información en los medios de comunicación amenazante que procesamos igual que si se tratara de la amenaza de un oso cavernario y sufrimos respuestas de estrés todo el tiempo. En el siglo XXI sufrimos más que nunca de enfermedades relacionadas con los nervios, ansiedad y los miedos injustificados.

Para poder afrontar el estrés debemos primero conocerlo, identificar cuáles son esas amenazas, los estresores en nuestra vida, preguntarnos qué puedo hacer y luego buscar una estrategia.

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